PREHISTORIA

Aunque en Espiel no se da una gran diversificación, en lo que a la presencia de las diferentes etapas de la prehistoria se refiere, puede decirse que su término municipal, constituye una zona muy rica para el estudio de nuestro pasado más remoto.
Actualmente sólo contamos con la presencia de una etapa de la prehistoria, el Calcolítico, al que pertenece el magnífico yacimiento situado en el Cerro del Castillo, que ha aportado numerosos fragmentos de cerámica y abundantes hachas pulimentadas. Este yacimiento domina una amplia panorámica del alto Valle del Guadiato, vía natural de comunicación y cuenta con buenas tierras de labora al pie del cerro, que se cultivarían durante el Calcolítico. Además, son abundantes las zonas de monte, donde pastaría el ganado doméstico de los habitantes del Cerro del Castillo. De otro lado, la zona es excelente para practicar la caza, que seguía siendo uno de los recursos más importantes en los que se basaba la alimentación.
El fenómeno megalítico se nos manifiesta ampliamente en diferentes puntos del término de Espiel. Hay noticias acerca de la existencia de un dolmen al suroeste de la Huerta del Caño, al pie del Cerro del Castillo. Estas sepulturas megalíticas son especialmente abundantes en la zona de la Aguja, próxima ya al límite con Hornachuelos. También hay dólmenes cerca del Peñón del Lazarillo.

EDAD ANTIGUA

Durante la Antigüedad, la población de Espiel debió su importancia al estar situada en la ruta que unía Corduba y Emerita, dos capitales provinciales. Esta calzada, siguiendo el Valle del Guadiato, debió tener doble importancia, ya que además sirvió para canalizar la producción minera de la sierra hasta la vía fluvial del Bateéis (Guadalquivir), y de allí a Hispalis (Sevilla) y Gades (Cádiz). Cerca de Espiel se unía otro camino que, a través del puerto Calatraveño, Alcaracejos y El Viso, continuaba hasta la región minera de Sisapo (Almadén). Restos de calzada aparecen desde la Alhondiguilla. 
No son raros los restos romanos, y así, se encontró un ara en las inmediaciones del grupo minero de La Concepción.  En Nava de Vaca apareció un tesorillo con denarios romanos republicanos e imperiales hasta Trajano y Nerva. En la zona de la ermita Ntra. Sra. de Estrella, se encuentran restos que autores locales atribuyen a una mansión romana, como en el Castillo de El Vacar.

EDAD MEDIA

No existe mención alguna de Espiel durante el periodo de dominación musulmana, de forma que ignoramos si el origen de la villa debe buscarse en los inicios de la conquista árabe o en los últimos siglos de presencia islámica en la zona. Lo que sí sabemos, es que a principios del siglo XIII, existía un recinto fortificado emplazado en el Cerro del Castillo que, unido a una pequeña población, formaba el núcleo originario de esta localidad.
En julio de 1237, Fernando III donó dicho castillo a Córdoba, junto con las fortalezas de Cuzna, Névalo, El Vacar, Alcolea y Cañete, y durante la segunda mitad del siglo XIII su historia estuvo estrechamente ligada a la del vecino Villar de Dos Hermanas. Iluminado Sanz afirma que en 1256, el concejo de Córdoba efectuó un repartimiento en la zona, que marcaría el inicio de su organización parroquial; aparece así el arcedianato de Espiel-Dos Hermanas, que en 1272 recibió su delimitación de términos por parte del obispo cordobés Fernando de Mesa.
La evolución de Espiel durante el siglo XIV permanece en total oscuridad. El Villar de Dos Hermanas debió de despoblarse en esta época y, probablemente, el primitivo Espiel, el del Cerro del Castillo, se despoblase también, por que no aparece como lugar de realengo poblado en el Ordenamiento de Dehesas que dio Enrique II en 1375; y cuando vuelve a ser mencionado a mediados del siglo XV se habla siempre de "términos de Espiel", pero nunca de una población concreta. A principios de dicho siglo, se impone en la documentación el uso de la expresión "condado de Espiel" para referirse a su término, pero ignoramos por completo a que pudo obedecer, pues no tenemos noticias de intentos de señorialización anteriores a 1550, ni de "conde de Espiel" alguno, aun cuando dicha fórmula continuó siendo usada con carácter general al menos hasta la segunda mitad del siglo XVI.
Parece que en los años cincuenta del siglo XV, se produjeron algunos intentos de señorialización del término, ligados a la coetánea de Belmez  y Fuente Obejuna. En septiembre de 1449, los términos de Espiel fueron entregados por Juan II a Gutierre de Sotomayor, como lo habían sido las dos localidades vecinas. Prueba de ello es que don Gutierre instituyó en octubre de 1453 un mayorazgo para su hijo Alfonso del que formaba parte el "condado" de Espiel. Sin embargo, el control ejercido sobre el no debió ser nunca muy estable, por que el mismo don Gutierre no mencionó Espiel en su testamento.
En 1460 Fuente Obejuna y Belmez, perdidas para Alfonso de Sotomayor, sucesor de don Gutierre en el señorío de Belalcazar, fueron cedidas por Enrique IV a Pedro Girón, maestre de Calatrava, "con todo el término que se dice Espiel". Pero poco después, en Enero de 1461, el propio Enrique IV prometía a Córdoba no separar de su jurisdicción más villas que las ya señoriales de Fuente Obejuna y Belmez.
A partir de esos momentos el término parece reintegrarse definitivamente al concejo de Córdoba. Es muy posible que los intentos de señorialización fracasaran por el escaso número de vecinos y por la inexistencia, a la sazón de una población estable. Porque, en efecto, el pueblo de Espiel en su actual emplazamiento debió aparecer a fines del siglo XV. Ligado primero a Belmez (en 1464 aparece un clérigo, Juan Alfonso, que se titula capellán de Belmez y Espiel y que testimonia que este último lugar se encontraba despoblado) y luego a Villanueva de Cárdenas, actual Villanueva del Rey (villa de la que Espiel era aldea en 1530). No logra su independencia administrativa hasta mediados del siglo XVI.
Durante la Baja Edad Media, las actividades económicas de Espiel estuvieron ligadas muy estrechamente a la ganadería. Importante fue su cabaña ovina y su ubicación en la cañada de ganado que, desde el siglo XIII y procedente de Extremadura pasaba por los términos de Gahete, Espiel y Belmez, hasta adentrarse en tierras sevillanas; Pero destacó especialmente en el terreno de la apicultura. Ya en 1272, cuando se efectuó el deslinde de su jurisdicción eclesiástica, se mencionaba como uno de los límites "el colmenar do solíe Polo tener las colmenas"; y a fines del siglo XV encontramos  entre los protocolos cordobeses abundantes menciones de ventas de colmenares ubicados en su término, sobre todo en las zonas de la Posada del Rincón y la Nava del Rey, que constituían su principal riqueza agraria.

EDAD MODERNA

La Edad Moderna es el periodo histórico más importante y significativo de la villa de Espiel.
Durante este tiempo se sucedieron una serie de acontecimientos de gran importancia y significación para el pueblo, que se constituyó con jurisdicción propia en tiempos de Carlos I, teniendo en un principio el nombre de Bodonal; posteriormente pasó a llamarse Espiel. Este rey fue el que le concedió la delimitación del ejido, quedando el resto del término, 98.000 fanegas, como tierras comunales, excepto Las Gamonosas, finca que estaba destinada a la yeguada de las Caballerizas Reales de Córdoba.
Reinando Felipe II se creó el pósito municipal para paliar las necesidades de grano, tanto para la siembra como para el abasto de la población y viajeros. A finales del siglo XVII, y para atender las necesidades de la hacienda real, se vendieron a particulares jurisdicciones realengas. Entre ellas se vendió la villa y jurisdicción  de Espiel a Juan de Góngora, I marqués de Almodóvar, pero el proceso de enajenación no se llevó a efecto en su totalidad, y unos años después los espeleños redimieron la venta mediante el pago del valor de su jurisdicción a los herederos del comprador. Esta etapa de señorío fue transitoria y para nada repercutió en la vida local.
La centuria de los grandes cambios fue la del siglo XVIII. Se inició con una  situación  de estabilidad considerable, pero con la aparición de un núcleo de población que pronto se constituyó en aldea, a mediados del siglo, para terminar separándose jurisdiccionalmente de Espiel a principios del año 1776; nació así el pueblo de Villaviciosa, al que se incorporó la mitad del término de Espiel. Además, se produjeron dos intentos fallidos de creación de nuevas poblaciones; uno en el paraje de El Catalán propuesto por los frailes jerónimos de Valparaíso y otro en el Carmen promovido por un particular. Ninguno de los dos llegó a convertirse en realidad.
La vida económica está dominada por la agricultura y la ganadería. El sistema de cultivo de cereales era el de rozas, para el que era necesario solicitar la licencia en el Ayuntamiento; este trabajo estaba regulado por unas ordenanzas y vigilado por guardas del término. Los arados eran tirados por "vacas gañanas". A finales de siglo se empiezan a utilizar mulos. Muy importante fue el viñedo, destacando las plantaciones de Nava de Vaca, en donde los cortijos eran al mismo tiempo lagares.
Su situación geográfica, en el camino de Córdoba a Extremadura, la llevó a estar vinculada a todos los acontecimientos históricos importantes de la época.

EDAD CONTEMPORÁNEA

A pesar de sus indudables connotaciones socioeconómicas de tipo agrario, e igual que otros núcleos comarcales del Valle del Guadiato, el desarrollo de Espiel durante la época contemporánea está profundamente determinado por la explotación y expansión de la cuenca minera, así como por la ampliación del trazado ferroviario a que ésta dio lugar. Y, en efecto, desde finales del siglo XVIII (179-1799) tenemos referencias de que las labores practicadas en las minas de Espiel dan un producto aproximado de quinientas toneladas de hulla, que se destinan en su mayor parte como fuente de energía en el complejo minero-industrial de Almadén.
Hacia la mitad del siglo XIX, la creación y desarrollo de la Compañía Fusión Carbonífera y Metalífera de Espiel y Belmez, que en opinión de J. Nadal, aglutinaría los intereses de numerosos pequeños propietarios de cotos mineros, contribuiría sobremanera a la expansión de las posibilidades  mineras de Espiel. Pero es sobre todo en la coyuntura de las dos primeras décadas del siglo actual, paralelamente al proceso de monopolización de la cuenca del Guadiato por la Compañía Minera y Metalúrgica de Peñarroya y de la general expansión del sector como consecuencia de la I Guerra Mundial, cuando los rendimientos económicos y financieros alcanzan sus cotas más elevadas, lo que se manifiesta tanto en la importante expansión demográfica y en la apertura de nuevas explotaciones, como en la persistencia de la conflictividad sociopolítica.
Desde 1874 tenemos testimoniada la presencia de un importante núcleo internacionalista en Espiel, siendo, por consiguiente, una de las organizaciones pioneras de la provincia y que se nutría de campesinos y mineros, manteniendo una regular correspondencia con el Consejo Federal de la Región Española de la A.I.T. En 1918, e incluida en la onda organizativa de la clase trabajadora cordobesa durante el conflictivo trienio bolchevique (1918-1920), nace la sociedad El Despertar del Obrero, de Agricultores y Oficios Varios que desarrollaría un importante protagonismo en la citada coyuntura; en su seno, socialistas y anarquistas intentarían lograr posiciones hegemónicas. Son precisamente las organizaciones del PSOE las que, desde los últimos tiempos de la restauración, se vienen asentando en apoyo de los candidatos (M. Llaneza, García Cortés, J. Morán) presentados por el conjunto del distrito electoral de Hinojosa, en el que se incluye Espiel. Esta presencia socialista se reafirma durante la II República (1931-1936), como así nos lo demuestran sobre todo los resultados de las diferentes elecciones. El estallido de la Guerra Civil (1936-1939) situaría a Espiel, como al resto de la cuenca minera, en la zona leal al Gobierno republicano hasta su toma definitiva por las tropas nacionalistas el 11 de octubre de 1936.